Las casas astrológicas

Las casas astrológicas constituyen una forma de representar las distintas porciones del cielo y poseen al mismo tiempo un componente espacial y uno temporal.
De acuerdo a su ubicación, representan ámbitos de experiencia. Y, en cuanto a lo cronológico, simbolizan -al igual que los signos del zodíaco- las doce fase de un ciclo.
Las casas, desde el punto de vista astronómico
Para determinar un espacio definido en el cielo tenemos que tener en cuenta que es un cuerpo de tres dimensiones (largo, ancho y espesor); también llamado, esfera celeste.
Contenido de las casas
Como las casas astrológicas son espacios de 3 dimensiones, en las mismas podemos encontrar:
- Constelaciones zodiacales, que en Astrología son representadas por los signos del zodíaco.
- Planetas, incluyendo al Sol y a la Luna.
- Otros elementos de consideración astrológica: Nodos lunares; Vertex; Puntos arábigos, como la Fortuna; Asteroides, como Quirón, etc.
- Elementos no corrientes en Astrología: cometas, estrellas, nebulosas, etc.
Los componentes que utiliza la Astrología son exclusivamente aquellos que se ubican dentro de lo que se llama «banda eclíptica»*.
*Zona del cielo en la cual se ubican las constelaciones zodiacales y por donde transitan el Sol, la Luna y todos los planetas
Determinación de las casas
Para determinar las casas astrológicas, es necesario dividir la esfera celeste en doce porciones.
La misma se realiza de la siguiente manera:
Primera división del cielo
Se define con el eje Ascendente-Descendente
Para esta primera división del cielo, se traza una línea que une los puntos de intersección entre el plano de la eclíptica y el plano del horizonte.
El punto ubicado al Este se lo llama Ascendente y el del Oeste se denomina Descendente.

En esta primera división, el cielo quedará partido en dos porciones: superior e inferior.

Segunda división del cielo
Se determina con el eje Medio Cielo- Fondo del Cielo

Para esta segunda división, se traza una línea que une los puntos de intersección entre el plano de la eclíptica y el Meridiano del lugar del observador.
El punto ubicado en el plano superior, se denomina Medio Cielo y el del inferior, Fondo del Cielo.

A partir de esta división, el cielo quedará conformado por cuatro cuadrantes o porciones.
Tercera división del cielo
Se define a través de un sistema de división de casas astrológicas.
Para realizar la división de las casas intermedias, al no existir un plano que las determine (como en las dos primeras divisiones), se las delimita mediante diferentes cálculos matemáticos.
Al emplear distintas variables, los resultados de dichos procedimientos también son diferentes. Por lo tanto, dependiendo del sistema que se utilice, las cúspides de las casas intermedias varían de uno a otro sistema.
Los más utilizados son:
- Plácido
- Reggiomontanus
- Campanus
- Topocéntrico
- Casas iguales
Actualmente, el sistema más aceptado o más usual es el de Plácido.
Luego de esta última división, la esfera celeste estará fraccionada en doce partes: las casas astrológicas.
Las casas, desde el punto de vista astrológico
Como se mencionó al principio, las casas astrológicas poseen al unísono dos componentes:
- Uno espacial: que determina los distintos ámbitos de experiencia.
- Uno temporal: que simboliza las doce fase de un ciclo vital.
Ambos componentes están íntimamente relacionados ya que la energía que los genera es la misma. Lo único que los diferencia es su manifestación: el tiempo o el espacio.
Casas astrológicas: las 12 partes de la unidad
La Carta Natal es la representación simbólica de una estructura energética. Es completa en sí misma, ya que el círculo muestra la totalidad.
El mapa del Cielo puede dividirse en múltiples fracciones con el objetivo de acceder a los datos que proporciona.
En este artículo, analizaremos la información encriptada en cada casa, sin olvidar que es parte de un sistema.
La Casa I
La primera Casa comienza en el Ascendente y abarca el primer espacio por debajo del horizonte.
Al ser la primera indica, desde el punto de vista temporal, un momento de inicio y la cualidad de ese comienzo.
Las características de los inicios más relevantes de la vida están dados por el signo del Ascendente y los planetas que se hallan en la Casa I.
Por ejemplo, para un Ascendente en Géminis, una información, noticia o vínculo nuevo marca el comienzo de una etapa diferente en la vida.
Desde el punto de vista espacial, la Casa I abarca todas las áreas de vida en forma potencial, ya que la energía se encuentra en estado puro y posee la fuerza y potencia suficiente como para llegar al resto de las casas.
Por lo tanto, una información que surge en la Casa I, se manifiesta en el resto de los espacios de la Carta.
Por ejemplo, siguiendo con el Ascendente en Géminis, una determinada noticia (información propia de la Casa I) repercute en su forma de relacionarse con los demás (Casa III), en su manera de hacer hogar (Casa IV), en sus próximos objetivos de vida (Casa X), etc.
Tal es la magnitud de la Casa I.
La Casa II
Desde el punto de vista temporal, la Casa II marca un tiempo de introyección y condensación de energía y conversión en materia. De allí la sensación de lentitud o freno, propia de esta casa.
Por la misma razón, la Casa II muestra -como ámbito de experiencia espacial- la forma en la cual la persona materializa, es decir, se gana la vida; literalmente convierte energía en materia.
La Casa III
La Casa III, desde su componente temporal, muestra la división de la materia en múltiples partículas. Es una fase de movimiento, conexión y desconexión entre las distintas fracciones de la sustancia con fines de experimentación.
Como área de vida, indica la manera en la cual un ser aprende, se expresa y se vincula con otros y con el ambiente que lo rodea.
La Casa IV
Aquí, como hemos visto, nos encontramos con un ángulo importante que está determinado por la intersección de dos planos: la eclíptica y la porción del meridiano que se halla debajo del horizonte, dando lugar al punto llamado Fondo del Cielo: la parte más baja de la eclíptica.
En su componente temporal, marca una especie de nuevo comienzo. Aquí, se define la forma que decidimos tomar. Para ello, nos vemos en la obligación de optar por ciertas variables (que vienen de la fase de III) y descartar otras.
Evidentemente, es una etapa tensa, ya que no tenemos la certeza de los resultados de esta importante decisión. Pero, no tenemos la opción de abstenernos de elegir.
En cuanto a lo espacial, al área de experiencia la Casa IV muestra el hogar, el refugio y los vínculos y espacios que proporcionan contención emocional, como la familia y los afectos.
La Casa V
En cuanto al componente temporal, la Casa V representa un vuelco de la energía hacia el exterior, con un gran enfoque en el Yo.
En este período está la sensación de que todo tiene que ver conmigo y con mi forma de actuar.
Desde lo espacial, la Casa V indica el área de vida de las creaciones propias -incluyendo a los hijos-, la autoexpresión y la primera etapa del romance. Todo aquello que nos hace sentir reconfortados en nuestro ego.
Es una casa fundamental desde todo punto de vista.
Desde lo espacial, nos permite diferenciarnos del medio del cual provenimos y generarnos una vida propia.
Desde lo temporal, proporciona la fuerza y confianza necesaria para atravesar contrariedades del destino que aparecerán a futuro.
La Casa VI
La Casa VI representa un repliegue energético que permite observar más allá de nuestras narices con el fin de vislumbrar el sistema del cual somos parte.
Así como cada casa es una parte de nuestra totalidad, la Casa VI nos invita -sin otra opción- a tomar contacto con el sistema mayor: el Universo.
Es una fase de reducción de velocidad para realizar un ordenamiento interno que permita seguir adelante en condiciones aptas para poder articularnos con el afuera.
Esta casa es similar a una estación de servicio, en la cual ponemos a punto nuestro sistema para poder continuar viaje.
Desde el punto de vista espacial, el área de vida incluye aquellas rutinas imprescindibles para la vida: la higiene, el orden y la atención al sistema del cual somos parte.
La Casa VII
En la Casa VII nos encontramos con otro ángulo importante: la intersección entre la eclíptica y el plano del horizonte en el sector oeste, en la puesta del Sol.
Es la casa opuesta al Ascendente que se encuentra por encima del horizonte. Aquí ya tenemos una visión objetiva no sólo de nosotros mismos sino también del contexto: de los otros y de acontecimientos que escapaban a nuestra percepción.
Desde lo temporal, es la casa de las revelaciones de cuestiones fundamentales. Lo que aquí veamos va a llevarnos a un rumbo que nunca habíamos siquiera imaginado, ya que no contábamos con esa información.
Ahora, esto lo cambia todo, y nuestro destino toma un rumbo inesperado.
Desde lo espacial, es la casa de los vínculos complementarios: la pareja y los socios.
Estas relaciones son las que nos llevan a lugares que no habíamos planeado y que son esos sitios a los que nos corresponde ir, pero antes no podíamos verlos porque, en realidad necesitábamos que fuera otro quien nos lo muestre. Ese otro, ahora toma protagonismo.
La Casa VIII
En esta fase, llega el tiempo de conectar con lo que habíamos dejado afuera porque no aún no podíamos ocuparnos de nuestra propia sombra.
Hasta ahora, nos habíamos definido a nosotros mismos desde el lado de la luz: buenos, siempre dueños de la razón y la verdad y con sentimientos y acciones positivos. Los otros eran los malos, envidiosos, complicados, mentirosos y culpables de todo.
Sucede en esta fase la experiencia que nos conduce a reconocer lo negado y lo oscuro para integrarlo y salir fortalecidos, ya que al asumir lo que nos corresponde, somos dueños de nuestro destino y no víctimas a merced de otros.
Desde el punto de vista espacial, es la casa del proceso de transformación, el cual incluye la muerte.
Así, también es el área de vida de las herencias y de la sexualidad, es decir, de la energía compartida. Aquí, se verifica que comparto energía con otros, que no todo es mío o de otro, pero que no puedo delimitar de quién es cada cuestión.
La Casa IX
Esta casa representa el último paso antes de llegar a la meta: el Medio cielo (la Casa X).
Sin embargo, más allá de que implica una tarea para el ascenso, la misma requiere una amplitud de miras, la confianza en el camino recorrido y el apoyo en los guías que la vida proporciona.
Desde lo espacial, refiere a lo lejano, el extranjero, los viajes, los maestros y las creencias que nos sostienen. Evidentemente, estas áreas de vida también implican o conducen a una expansión de conciencia.
La Casa X
Después de la Casa I, ésta es la que sigue en importancia debido a que constituye la intersección de dos planos fundamentales: la eclíptica y el meridiano en su porción superior.
Muestra el punto más alto de la eclíptica desde lo temporal, indica la llegada a la meta, la concreción de los objetivos planteados.
Desde lo espacial, es la casa de la profesión, de la imagen pública y de las autoridades, puesto que indica el lugar más alto.
La Casa XI
La fuerza y potencia con la cual se inicia el camino de las casas astrológicas en la Casa I llega hasta la Casa X y luego, a partir de la XI, cae por su propio peso, sin esfuerzo.
Comienza caer la energía porque el ciclo debe comenzar a cerrarse. Y lo hace liberando lo que estaba contenido.
Desde el punto de vista temporal, la Casa XI nos conecta con vínculos nuevos y da por terminadas las relaciones que no van a ser necesarias a futuro.
Desde lo espacial es la casa de los amigos y de los vínculos por afinidad, lo cual está indicando una liberación de ataduras, puesto que en estas relaciones no existe obligación alguna.
La Casa XII
Esta casa cierra el mandala y por ello llega el momento de la desintegración y de soltar todo lo construido.
Desde lo temporal es el tiempo de las despedidas de las relaciones que no continuarán en el siguiente ciclo, del desprendimiento de experiencias y apegos, con el mismo fin.
Desde lo espacial, es el área de las comprensiones profundas, de la sensibilidad, la intuición y la conexión universal a través del llamado Inconciente Colectivo, que nos une en esencia como especie.
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